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Como comentamos en la entrada anterior, donde tratamos las distintas pruebas y síntomas que pueden servirnos para diagnosticar una posible alteración de la microbiota intestinal, no debemos guiarnos exclusivamente por sus resultados. Existen muchos falsos negativos, es decir, personas con resultados normales pero con disbiosis intestinal. Por eso, lo más importante será siempre evaluar los signos visuales que la persona experimenta para después, contar con herramientas para revertir los síntomas digestivos.

Dicho esto, ¡pregunta del millón!

¿Cómo resuelvo esto?

¿Existe un tratamiento ideal?


Aspectos más importantes que deberás tener presente

1. Restablecer el equilibrio de microorganismos patógenos alterados

Desde mi experiencia en consulta, me encuentro un alto porcentaje de personas cuyas alteraciones digestivas tienen su raíz en la presencia de parasitosis crónica. En estos casos, es importante llevar a cabo un buen proceso de limpieza, guiado por un profesional, para poder reforzar la barrera intestinal y trabajar los daños colaterales a su presencial (permeabilidad intestinal, disbiosis, etc.).

2. Mirada a tus digestiones y el correcto tránsito intestinal

Otra de las herramientas para revertir los síntomas digestivos pasa por ser conscientes de la importancia de aportar una alimentación de calidad, libre de alimentos inflamatorios como el gluten, lácteos de vaca, soja, cereales o cacahuete. Este es el primer paso a tener en cuenta para mejorar los procesos digestivos. Cuando los síntomas lo exigen, resulta conveniente llevar a cabo una alimentación baja en FODMAPS, o baja en fructosa y otros hidratos de carbono, mientras se trabaja el origen del problema con determinados suplementos que restablecen el equilibrio digestivo. En estos casos, es común el uso de enzimas digestivas y ácido clorhídrico en forma de betaína para asegurar un buen nivel de acidez estomacal. Nos ayudará a proteger la mucosa intestinal y mejorar síntomas como el estreñimiento, fundamental para que haya una correcta eliminación de sustancias y, por tanto, resolver la disbiosis.

3. Controlar el crecimiento exacerbado de microorganismos patógenos que forman parte de la microbiota

No se debe culpar a la posible presencia de un parásito o cándida de toda la sintomatología que presente la persona. En efecto, son parte del problema, pero es su cantidad y su proliferación descontrolada lo que agrava la situación. Por ello, es clave controlarlas y dar espacio a la microbiota muconutritiva e inmunomoduladora, pero no eliminarlas del todo, ya que el desequilibrio se podría acentuar. Para ello, es clave, en línea con lo comentado previamente, llevar un estilo de alimentación antiinflamatoria, baja en azúcares fermentables (por un tiempo determinado), bajo en fructosa (no libre de ella) y de fácil asimilación, siendo las opciones hidrolizadas ideales en estas circunstancias. Además, se puede recurrir al uso de antimicrobianos naturales, como el aceite de orégano, pau d’arco, artemisa o clavo, junto al resto de pautas para controlar su crecimiento.

4. Cuidar tu sistema inmune para asegurar un buen ejército de defensas que te proteja

Una persona sana nace con mecanismos de defensa propios, gracias a la secreción de sustancias de nuestras propias bacterias con capacidad antimicrobiana e inmunomoduladora. No obstante, en un estado de alteración de la flora intestinal, observamos una caída en picado de las bacterias mucoprotectoras y con capacidad defensiva. Con lo cual, ese estado de inmunodepresión, ligado a un estado de inflamación, es lo que desencadena ese malestar intestinal y síntomas de hinchazón, gases y malas digestiones. Por ello, es importante repoblar el intestino con determinadas cepas bacterianas a través del uso de probióticos. Particularmente, uso con mis pacientes las siguientes cepas: Lactobacillus plantarum, Saccharomyces boulardii, Saccharomyces Cerevisae y ciertas Bifidobacterias. ¡Pero ojo!, ten cuidado con la “auto suplementación”, ya que tomar probióticos sin tener en cuenta tu contexto puede agravar la situación. En estos casos, es importante que un profesional te guíe y recomiende aquellos probióticos que son adecuados para tratar tu caso.

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5. Aportar la cantidad suficiente de los nutrientes clave que suelen estar alterados por ingesta insuficiente o mala absorción

Es muy común encontrarnos, como consecuencia de un estado de microbiota alterada, mala absorción de nutrientes como zinc, vitamina D, magnesio, glutamina, así como anemias causadas por un déficit de vitaminas del grupo B. Esto lo vemos constantemente en analíticas y, si no se presta atención, puede haber graves consecuencias a largo plazo. Son vitales para el buen funcionamiento del sistema inmune y garantizar una buena barrera defensiva frente a la entrada de patógenos. En este sentido, el mecanismo de acción será mejorar su absorción tratando el intestino, a la vez que lo suplementamos en formas biodisponibles, para asegurarnos que la persona no se encuentra deficitaria.

6. Tus canales depurativos “on fire”: actividad del hígado y del riñón

Cuando estamos en un proceso de limpieza del organismo, tenemos que asegurar que las puertas de “salida” están funcionado de forma óptima. En muchas ocasiones, el hígado se ve sobrecargado y no lleva a cabo de forma adecuada sus procesos de desintoxicación. A estos efectos, usar herbáceos con efecto hepatoprotector como el diente de león, desmodium o cardo mariano, a la par que se complementa con actividad física y ayuno, es otra de las herramientas para revertir los síntomas digestivos y ayudar a la correcta eliminación de sustancias en nuestro organismo.

7. Cuida tu exposición y manejo del elemento “estrés”

Una situación de estrés genera una cascada hormonal que disminuye el sistema de defensa, además de aumentar la permeabilidad intestinal. El contacto con la naturaleza, ejercicios de respiración, pasar un buen tiempo con amigos/familia, el arte, la música... cualquier actividad que disfrutes va a ser parte importante del tratamiento en una persona con disbiosis que está mental y metabólicamente estresada.

Recuerda: nosotros somos el hospedador de nuestra microbiota y para mejorar nuestra salud a todos los niveles buscamos estar en simbiosis (buen rollito) con ella.

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Por tu salud :)

Rocío