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Tienes tantas células en el cuerpo como bacterias en tu intestino.

Entendemos cómo microbiota a aquél conjunto de bacterias y otros microorganismos que conviven en un determinado lugar.

Nuestra microbiota está compuesta de bacterias, virus, hongos, parásitos y arqueas que, a pesar de que a muchos les cause angustia saber que dentro de nosotros se encuentran microorganismos de este tipo, son indispensables para mantener un sistema inmunitario competente y poder llevar a cabo procesos importantísimos como es la digestión.

En el artículo anterior vimos una introducción sobre la salud intestinal y las causas que pueden alterarla. Hoy, damos un pasito más y te contamos diferentes factores que pueden ser determinantes en el equilibrio o desequilibrio de nuestra microbiota.

1. Factores determinantes en la microbiota

Los grupos de bacterias no solo cohabitan en el intestino sino que también las encontramos en los pulmones, en la boca, la piel, la vagina o en la nariz. Si nos fijamos, las comunidades más grandes de bacterias se encuentran en las zonas de contacto con el exterior, pues mantenemos una relación de simbiosis: nosotros les proporcionamos comida y hospedaje y ellas nos protegen de infecciones externas y realizan múltiples funciones beneficiosas para nosotros.

Los principales factores que influyen en el equilibrio-desequilibrio de la microbiota humana incluyen la genética del hospedador, el microambiente corporal, la dieta, el uso de antibióticos y el estilo de vida. Se sabe que los cambios en el contenido genético y metabólico de la microbiota y sus interacciones con el sistema inmunitario, endocrino y nervioso se correlacionan con una amplia gama de patologías (concretamente se relacionan con 105 enfermedades), desde enfermedades inflamatorias del intestino hasta el cáncer o trastornos psicológicos tales como depresión.

El estudio sobre la influencia de la genética en la microbiota se ha llevado a cabo mediante la comparativa de microbiomas en gemelos mono y dicigóticos, descubriéndose que el ensamblaje de esta microbiota no depende tanto de la genética sino del modo de nacimiento, tipo de lactancia, el entorno, la dieta y el tratamiento con antibióticos.

2. ¿Cómo preservar la diversidad de nuestra microbiota?

La alta diversidad de la microbiota ha sido generalmente asociada con salud y estabilidad temporal, pues por ejemplo ellas son las encargadas de sintetizar vitaminas del grupo B, vitamina K, ácidos grasos de cadena corta y además promueven una correcta maduración del sistema inmune desde la infancia.

Se sabe que cada vez perdemos más biodiversidad, y esta falta de diversidad se ha relacionado con múltiples complicaciones de salud, cada día más prevalentes en esta sociedad.

¿Cómo podemos evitar entonces esta pérdida de biodiversidad? En un primer lugar evitando el consumo de alimentos que irritan el intestino, pues predispone a una mayor facilidad para que microorganismos potencialmente patógenos proliferen y desequilibren la homeostasis intestinal.

¿Cuáles son los que más deberíamos evitar?

  • Alcohol
  • Productos procesados
    • El abuso de edulcorantes (sorbitol, maltitol, sacarina…)
    • El abuso de grasas trans / hidrogenadas
  • Bebidas carbonatadas y azucaradas
  • Exceso de azúcares simples
  • Granos como el maíz y el trigo pueden predisponer a la permeabilidad intestinal

3. ¿Qué alimentos debemos consumir?

Deberemos priorizar el consumo de alimentos como los lácteos enteros de oveja y cabra, mantequilla ghee, bebidas fermentadas como la kombucha, fibra y antioxidantes que encontramos en tubérculos y verdura variada (alcachofas, espárragos, cebolla, crucíferas…) y productos fermentados como el miso, natto, umeboshi, kuzu, chucrut o kéfir no pasteurizado.

Finalmente, es realmente vital evitar el abuso de fármacos como los antiácidos o los antiinflamatorios si no son estrictamente necesarios, pero especialmente tenemos que ir con mucha cautela con la toma de antibióticos, pues varios estudios demuestran que después de una toma la microbiota no vuelve a ser la misma hasta pasado un año.

Prevenir la enfermedad, está en tus manos.

“Las enfermedades no nos llegan de la nada, se desarrollan a partir de pequeños pecados diarios contra la Naturalez. Cuando se hayan acumulado suficientes, las enfermedades apareceran de repente” - Hipócrates.

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