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La amenorrea hipotalámica funcional es aquella falta de menstruación causada por una desregulación en el eje hipotalámico – pituitario – ovárico. Este desequilibrio se ve ocasionado por la exposición, de forma continuada, a uno o varios factores percibidos por el organismo como estresantes. Es decir, tu cuerpo percibe una alerta constante. Si hiciéramos un símil con lo que piensa sería algo como "Ya que no voy a poder invertir energía en la reproducción, no es momento para menstruar’’. Cuando el periodo desaparece, hay que parar y reflexionar lo siguiente:
  • ¿Cómo eran tus reglas anteriormente? ¿Cuándo se retiraron?
  • ¿Qué es lo que más está drenando a tu organismo?
  • ¿Tu dieta es completa y variada? ¿Descansas de forma adecuada? ¿Te ejercitas lo suficiente pero te permites parar cuando lo necesitas, o realizas deporte extenuante o superior al que deberías para lo que estás ingiriendo?
  • ¿Tienes mucho estrés emocional en tu día a día?
  • ¿Tu intestino está absorbiendo bien lo que comes? ¿Tus digestiones son correctas?
  • ¿Has perdido peso muy rápido?
Y aquí podríamos seguir con un larguísimo etc. En definitiva, el cuerpo percibe que no hay suficiente energía, bien porque no se ingiere, porque se quema en exceso o porque el descanso brilla por su ausencia (y si aparece… Hay más culpa que disfrute, algo que se puede aplicar igualmente a los posibles extras en la alimentación). Por tanto, la solución no es comer X calorías o pesar X kg, ya que puede haber amenorreas hipotalámicas con IMCs muy variados.

El estrés condiciona la falta de menstruación

A la hora de actuar, lo primero de todo será tomar conciencia de que el estrés está condicionando la falta de menstruación. De ahí que la solución pase por ir a la causa, y de que el abordaje integrativo y multidisciplinar sea clave. Por ello, es importante una buena terapia psicológica, así como una rehabilitación nutricional adecuada, asegurando una alimentación completa, variada y suficiente. Además, también puede ser positivo trabajar de la mano con ginecólogos integrativos. Estos se encargarán de puedan chequear analíticas, valorar el estado de los ovarios y plantear, si fuese necesario, el reemplazo hormonal. Esto último, por supuesto, no será en todos los casos ni como primera opción. Por el camino, habrá que ir resolviendo todos los bloqueos que puedan aparecer, como fobia a ciertos alimentos, al descanso, a la ganancia de peso y/o a gestionar el estrés de formas más adaptativas. Será fundamental entender siempre que las pautas que se vayan siguiendo no son para buscar la perfección, ya que la flexibilidad mental es clave en la recuperación. Para ello, busca profesionales que te hagan sentirte escuchada y acompañada en el proceso. Y lo más importante, no pierdas nunca de vista el foco de que la menstruación es un signo vital, una señal de salud que está relacionada con el bienestar óseo, la fertilidad, el rendimiento y la concentración, entre otras muchas variables.

La alimentación, un punto clave

Desde la flexibilidad y variedad más absoluta, es importante regular la ingesta calórica de acuerdo al gasto energético que tengamos. De media, se suele requerir acompañamiento de 3 a 6 meses con el fin de lograr una buena adquisición de hábitos alimenticios totalmente adaptados. La alimentación (y en sí todo el abordaje de la paciente) dependerá del tipo de estrés que originó el cuadro, aunque, en la práctica clínica, la amenorrea hipotalámica funcional suele ocurrir por un cúmulo de factores estresantes y un ritmo de vida muy poco saludable. Además, muchas veces está relacionada con déficit calórico. Los puntos claves para abordarla serán:
  • Ajuste calórico. Si hubo restricción, incremento calórico sostenido (unos 3 meses)
  • Incidir en las horas de descanso y sueño
  • Añadir recargas de carbohidratos estratégicas en la dieta, sobre todo los días de más demanda física o mental, hasta que la flexibilidad emocional vaya permitiendo más permisividad en este aspecto. Las recargas pueden hacerse con quinoa o batata si no se toleran otros hidratos por más rigidez mental al principio. Sea como sea, el adicionar hidratos de carbono es fundamental, ya que hay que relajar el hipotálamo, y las células nerviosas responden muy rápido a la glucosa
  • Asegurar que se cubren requerimientos nutricionales a todos los niveles y, si no es así, enriquecer la dieta con minerales (nueces de Brasil, moluscos, semillas, etc.), vitaminas, proteínas de alto valor biológico y grasas antiinflamatorias en cada comida del día (aceite de oliva virgen extra, aguacates, tahini de sésamo tostado, huevos, etc.)
  • Flexibilizar el comportamiento alimentario siempre que haya alta autoexigencia.

La importancia de prestar atención a los micronutrientes

De entre los micronutrientes, no deberemos perder de vista el calcio, presente en quesos, almendras, semillas de chía, bebidas vegetales enriquecidas, anchoas, sardinas, higos secos, brócoli, etc. Además, es recomendable acompañar estos alimentos con otros ricos en vitamina D (pescados grasos, lácteos grasos y huevos, entre otros) y, siempre que sea necesario, la vitamina D se suplementará para tener valores cercanos a 50. Igualmente, deberemos tener en cuenta que los déficits de la dieta pueden tener que ver con una mala absorción intestinal. Si así fuese, será clave sanar el intestino y comprobar los valores de vitamina B12, zinc y vitamina D, entre otros parámetros, suplementando siempre que sea necesario. Aquí, es importante resaltar que, antes de poner foco en la amenorrea, tendremos que tratar el intestino, descartando patógenos, cuidando las mucosas, apoyando la digestión con enzimas digestivas, etc.) De nuevo, una alimentación adaptada a ti será clave, aunque la nutrición no lo es todo. Para revertir la amenorrea, es importante ser muy constantes en los hábitos y los ciclos regulares del descanso hasta lograr, al menos, dos ciclos de regla consecutivos.

El cambio de los hábitos de vida

Siempre que se pueda, os invito a pasar entre 2-7 días de desconexión total antes de "empezar el tratamiento’’, comiendo lo que quieras, sin forzarte a hacer mucho ejercicio, puede ser solo andar, sin móvil, etc. De verdad, si puedes permitírtelo, empieza por aquí. Tras este tiempo, se comenzará con el abordaje nutricional completo que incluirá la ingesta de carbohidratos (tubérculos al horno o quinoa, por ejemplo) en cada toma principal, grasas antiinflamatorias en cada comida y más de 1,2 g de proteína por cada kilo de peso. Esto deberán explicártelo muy bien en consulta para que no peses ni sobre calcules las raciones de alimentos. Semanalmente, es positivo proponer algún "recuperador" más alto en hidratos, así como comidas más flexibles y energéticas según cada caso. ¿Algún restaurante rico que quieras probar y disfrutar centrándose en las sensaciones y no en la culpa? A por ello. No obstante, no dejes de trabajar la gestión de la culpa, ordenar tus ritmos de descanso, exponerte diariamente a la luz solar siempre que puedas, evitar la luz azul por las noches y entrenar de forma más o menos intensa según tu caso particular, pero nunca haciendo un sobreesfuerzo. Algunas ideas para hacerlo son:
  • Utilizar bloqueadores de luz azul en el móvil y empezar a evitar las pantallas después de las 9 pm
  • Mantener la habitación fresquita para dormir
  • Cenar relativamente temprano y con carbohidratos de fácil digestión como, por ejemplo, las patatas
  • Mantener vida social, reducir la autoexigencia y favorecer las actividades desenfadadas
Para terminar, en muchos escenarios, será necesario suplementar la dieta para favorecer la recuperación de los pulsos hormonales con vitamina D, batidos con carbohidratos y MCT, extracto seco de azafrán, adaptógenos como la ashwagandha, GABA, triptófano, vitaminas del grupo B, Cimicifuga Racemosa, etc.). Siempre que se requieran, deberán ser pautados por los profesionales que lleven tu caso y los adapten a tus necesidades reales. No hay prisa, poco a poco. En equipo, y a por ello. Tu salud te lo agradecerá. Escúchate, escucha tus necesidades y ve permitiéndote dártelas.