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La infertilidad funcional es la
dificultad para concebir un hijo de manera natural, así como para lograr un embarazo de forma natural después de un año de vida sexual activa. Existen terapias y métodos para ayudar a la
fertilidad funcional, sin embargo, no siempre son suficiente. Y por ello, también existe la fertilidad integrativa.
La
fertilidad integrativa es una parte de la medicina integrativa, donde se tienen en cuenta todos los factores humanos que intervienen en la reproducción. Concretamente, consiste en
estudiar y mejorar el estado general de salud de los futuros padres para optimizarlo. Esto hará que los métodos de reproducción tengan mayor efectividad.
Cambiar el estilo de vida y los hábitos a los que llevamos tiempo acostumbrados no siempre es fácil, y menos en condiciones de estrés o ansiedad. Sin embargo, es fundamental evitar ciertos aspectos para ayudar a aumentar las posibilidades de embarazo. Algunos factores relacionados con la fertilidad pueden estar fuera de nuestro control, pero hay muchas opciones de estilo de vida que sí podemos modificar, y que tienen un efecto importante a la hora de concebir.
Todos hemos escuchado muchos consejos sobre qué puede hacer o aplicar una mujer cuando quiere quedarse embarazada, pero a veces lo que no debemos hacer es igual de importante.
A continuación, te expongo siete hábitos que deberías evitar si estás buscando un embarazado.
1. Fumar tabaco
Fumar puede afectar a la capacidad de implantación de un óvulo fertilizado, a la calidad de los mismos óvulos y, además, una vez se ha logrado el embarazo, puede afectar negativamente al crecimiento del embrión.
Las toxinas del tabaquismo pueden
obstaculizar la capacidad reproductiva de la mujer, dañando el crecimiento y desarrollo celular natural. Igualmente, se sabe que tienen efectos negativos sobre la menstruación regular, suponiendo un obstáculo más para que las mujeres puedan quedarse embarazadas.
2. Beber alcohol
Sabemos que el alcohol, desde la mínima toma, afecta negativamente a la salud de cualquier persona. Además, aún se desconoce cuál es la cantidad de alcohol segura antes y durante el embarazo, ya que ningún comité ético aprobaría un estudio que pudiera dañar, en mayor o menor medida, a una mujer embarazada y su feto. Los especialistas en fertilidad aconsejan que quienes intentan concebir
se abstengan de consumir alcohol en su totalidad.
3. Tomar algunos medicamentos y todas las drogas de uso recreativo
Siempre se recomienda hablar con el médico antes del uso de cualquier medicamento, independientemente de si se tiene el propósito de concebir o no. Sin embargo, hay una serie de
medicamentos especialmente sensibles a problemas de concepción. Por lo que, durante el proceso, será fundamental consultar con un profesional qué medicamentos pueden afectar a los tratamientos de fertilidad y, en definitiva, a lograr un embarazo.
Algunos medicamentos que se recomienda evitar son los formulados para tratar el acné, la coagulación, hipertensión y epilepsia. Además, se recomienda evitar los esteroides antiinflamatorios, a menos que su médico especifique lo contrario.
Se sabe también que las
drogas recreativas, como la marihuana,
afectan a la motilidad de los espermatozoides, es decir, a su capacidad para moverse. Por tanto, dificultan el primer paso para concebir.
Contraindicaciones de medicamentos para el embarazo
La
FDA hace una clasificación de los fármacos según los riesgos que comportan durante el embarazo. Estos medicamentos supondrán un un peligro mayor o menos en función del grado de madurez del feto, siendo el mayor riesgo durante el periodo de organogénesis (semanas 3 y 8 de gestación).
Siendo el omeprazol, los antiinflamatorio no esteroideos y los antihipertensivos algunos de los fármacos más peligros que existen, hay otros medicamentos que se pueden consumir con bajo riesgo para aliviar las molestias a los que se achaca su uso. Se dividen en cinco subgrupos:
Grupo A
Estos medicamentos
pueden considerarse seguros durante el embarazo, ya que hay estudios que demuestran que consumiéndolos no existe riesgo para el feto durante el primer trimestre. Entre ellos se encuentran: ácido ascórbico, hierro, ácido fólico, vitamina B6, calcio, potasio y levotiroxina en dosis supervisadas por el médico.
Grupo B
Este grupo está formado por medicamentos que han sido
frecuentemente usados durante el embarazo y no parecen causar defectos congénitos ni otros graves en el feto. Además, estudios en animales demuestran que no existe riesgo para el feto durante el primer trimestre. Aquí entran el acetaminofeno aspartato, corticoides, insulina, amoxicilina, ácido clavulánico, azitromicina e ibuprofeno (este último es mejor evitarlo después de la semana 32 de gestación).
Grupo C
Normalmente, estos fármacos poseen una etiqueta que advierte de los riesgos. Estudios en animales confirman que existen
efectos perjudiciales para el feto y solo deben utilizarse cuando el beneficio pueda justificar ese riesgo. Igualmente, aquí también se incluyen aquellos fármacos cuyos estudios de seguridad no se han terminado. Pertenecen a este grupo la
proclorperazina, amikacina, atenolol, beclometasona, betametasona, cafeína (no más de 300 mg), carbamazepina, codeína, clonazepam, fluconazol, ketorolac, dexametasona, inmunoglobulina anti RH (D) y la ciproflozacina.
Grupo D
Los pertenecientes a este grupo
solo se administran en situación de riesgo grave para la madre y si no se dispone de otro fármaco más seguro, ya que estudios en animales demuestran que puede haber riesgo para el feto. Alguno de ellos son el a
cenocumarol, ácido acetilsalicílico, diazepam, valproico, litio, fenitoína, algunos quimioterápicos (bleomicina y metotrexate) y con base de alcohol.
Grupo X
En estos no existe beneficio alguno sobre la embarazada, por lo que están
totalmente contraindicados durante la gestación. Estudios en mujeres y animales confirman la existencia de riesgo y, entre otros, encontramos la i
sotretinoína accutane, misoprostol, talidomida, raloxifeno, simvastatina o nandrolona.
4. Comer algunos pescados azules, carnes rojas grasas y grasas saturadas
Muchos médicos y nutricionistas recomiendan a las futuras madres reducir la cantidad de pescado azul y carne roja, así como evitar por completo las carnes crudas como el embutido para
minimizar el riesgo que comportan para contraer toxoplasmosis. A la vez, aconsejan aumentar el consumo de vegetales integrales, legumbres, frutas, verduras y frutos secos.
Del mismo modo, durante la búsqueda del embarazo, se recomienda evitar los alimentos con alto contenido de grasas saturadas y colesterol. Estas pueden elevar la probabilidad de aumentar de peso no saludable y, en consecuencia, el
riesgo de aborto espontáneo al principio del embarazo. Además, es beneficioso evitar o reducir los lácteos enteros o azucarados, el pescado con alto contenido de mercurio y las carnes grasas y procesadas con el objetivo de mantener un estado físico y peso saludable.
5. Mantener estrés crónico
El estrés prolongado en el tiempo puede tener efectos adversos en la salud, tanto si estás intentando concebir como si no, pero, además, puede causar cambios hormonales que afecten directamente a la ovulación y fertilidad. Si bien es cierto que evitar el estrés por completo no es algo realista, se aconseja
adoptar pautas y nuevas formas de gestionar y manejar el estrés. Nos pueden ayudar actividades como el yoga, la exposición a la naturaleza, la acupuntura o la meditación.
6. Realizar deportes de alta intensidad
El deporte siempre es bueno, pero un mal uso de este puede volverse en nuestra contra. Y es que, el ejercicio de alta intensidad puede
interferir en la producción hormonal e inhibir la ovulación. Esto se produce porque el cuerpo interpreta ese esfuerzo físico elevado y constante como una situación de estrés a la que debe hacer frente para sobrevivir. El cuerpo en modo "supervivencia" no está preparado para concebir, ya que supondría un riesgo para la salud de la madre invertir tanta energía al día para llevar a cabo los dos procesos.
Una buena recomendación sería ponerse en manos de un profesional deportivo, quien te ayudase a adaptar tu plan de entrenamiento. Es importante recalcar que
el sedentarismo también implica riesgos para la salud y, por ende, para la concepción por lo que habrá que evitarlo.
7. Exponerse a disruptores endocrinos
Los disruptores endocrinos o EDC (Endocrine Disrupting Chemicals) son sustancias químicas que se encuentran en nuestro ambiente y que pueden ejercer efectos nocivos para nuestra salud. Estos interfieren en el funcionamiento de las hormonas que regulan los distintos sistemas del organismo, como el endocrino-reproductivo. Los EDC son capaces de mimetizarse con nuestras hormonas inhibiendo, bloqueando o amplificando sus efectos. Además,
alteran el normal funcionamiento de nuestro organismo, afectando a la fertilidad. Por tanto, lo mejor es evitar estas sustancias en la medida de lo posible.
Esta es una lista de los más estudiados:
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Parabenos: presentes en cosméticos.
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Plaguicidas: herbicidas e insecticidas.
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Benzofenona-3: es un filtro solar químico (orgánico) presente en cremas solares y otros cosméticos.
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Perfluorados: se usan en la fabricación de ropa, papel, pesticidas y cosmética, entre otros.
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Ftalatos: se usan para fabricar el PVC que encontramos normalmente en mobiliario y objetos de las casas.
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Bisfenol A: se usa en la elaboración de envases como tuppers, botellas de agua y refrescos.
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Triclosán: comúnmente utilizado como antiséptico y también en cosmética.
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Polibromodifenil éteres: se usan para fabricar electrodomésticos, ropa y productos electrónicos.
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