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¡Hola septiembre!

Supongo que a más de un@ le ha pillado por sorpresa, pero lo agenda no miente. Ya estamos en el mes de los reencuentros, reinicios, en el mes de los propósitos, de las ganas y de cierta ilusión (a mi todavía me emociona comenzar un cuaderno nuevo cada septiembre).

No obstante, para muchos otros, septiembre es una cuesta arriba que puede llegar a coger una pendiente demasiado vertical si no se enfoca adecuadamente.

Probablemente hayas salido de casa, has compartido tiempo y espacio con familiares, amigos. Has probado experiencias nuevas. Has salido un poco de tu rutina de gym, horarios. Te has expuesto a comidas sociales, que en la mayoría de casos, escapan de tu control. Probablemente hayas expuesto más tu cuerpo.

Con todo lo que ello conlleva y las luchas internas de cada persona, la motivación de un nuevo curso y las ganas de querer compensar los excesos de las vacaciones pueden volverse en nuestra contra.

Dietas Detox, smoothies verdes, ayunos, cardio 24/7 , déficits calóricos drásticos...

La disciplina es una virtud muy loable, pero en exceso resulta asfixiante. Cuando la alimentación que te planteas se hace intolerable, es fácil volver a los hábitos previos, recuperando todo el peso perdido, más unos kg de regalo. ¿Te suena?

La disciplina es un recurso limitado. Si no la recargamos cada cierto tiempo, será muy difícil llegar al destino y olvídate de disfrutar del camino. Pero, ¿y si hubiera una forma más sencilla de llegar al destino?

Las vacaciones pueden ser tu momento ideal para tomar un descanso y ser menos duros con nosotros mismos. Hoy exploramos cómo incorporarlas de manera efectiva y qué herramientas aplicar para volver a la rutina.

Fuera la culpa, te cuento los beneficios del descanso vacacional

A nivel fisiológico

El descanso disminuye las adaptaciones metabólicas relacionadas con las dietas “old school”. No me cansaré de repetirlo, el Ayuno Intermitente Breve como estrategia eleva el metabolismo. Pero, una restricción calórica prolongada, genera el efecto contrario al reducir los niveles de leptina, tiroides, triptófano, temperatura corporal y hormonas sexuales. Al mismo tiempo, el cortisol y las hormonas asociadas al hambre se elevarán.

A nivel psicológico

Recordemos que alimentarnos tiene un fuerte componente emocional y social. Vivir en permanente restricción dañará tarde o temprano la relación contigo, con tu cuerpo y con los demás. Un viaje se hace más llevadero si sabes que hay paradas cada cierto tiempo. Tener un objetivo estético y o de rendimiento que forme parte de tu vida y que disfrutes haciéndolo.

¡Hay que contemplar ciertas “paradas” como parte del plan de acción!.

Pero, ¿qué implica esto de ser flexible y darme un descanso?

Aunque hay escenarios y cada persona es diferente. Incluso en aquellas personas, que por una alteración o patología, se respete la no ingesta de ciertos alimentos (gluten en el caso de los celíacos por ejemplo).

Lo verdaderamente importante aquí es la forma en que la mente gestiona esa flexibilidad.

Pongamos el caso de la persona que no puede consumir gluten, ¿desde dónde lo hace?

  • Opción A: Preocupándose por los restaurantes a los que va a acudir, con miedo, tensión, con culpa por pensar que no está “siguiendo el plan”.
  • Opción B: Siguiendo una alimentación sin gluten de manera fluida. Valorar las opciones de cada día sin dedicarle la mitad de su tiempo, siempre hay opciones para estos casos.

El ego lo quiere tener todo controlado, todo perfectamente calculado. No suele gustarle la incertidumbre, los imprevistos y las vacaciones.

Así que, ¿Qué hacer para compensar los excesos de las vacaciones?

NADA, si, como lees, ¡NADA! ¿Eliminar excesos de qué? ¿De felicidad? ¿De compartir con los tuyos? ¿De desconectar del día a día?

Lo más importante es tratar a tu cuerpo y tu mente como merece. Nutrirle conforme a tus requerimientos, y sobre todo, no recurrir a los famosos protocolos “detox” y ayunos sin conciencia, ni sentido común. Esto va a generar más ansiedad provocando que cuando vuelvas a tener de nuevo una comida o evento social, no sepas cómo gestionarlo.

Los alimentos, la comida ¡son como tus amigos!

Los hay de muchos tipos. Todos con características diferente y cada uno suma de alguna forma en tu vida. Unos te aportan más, otros aportan menos y por eso pasaremos más tiempo con unos que con otros. Pero eso no significa que tengamos que apartarlos a todos de nuestra vida.

Somos mucho más que un cuerpo, una talla o un número. Recuerda que estamos aquí de paso y no merece la pena malgastar el tiempo en cuestiones que no te suman ni te van a sumar.

Deseo que tengas ilusión por arrancar de nuevo o por cualquier otra cuestión. Vivir sin ilusión no es vivir, es simplemente estar por aquí. De paso, ¡sin más!

¡Feliz septiembre!

Rocío ?