En esta formación exclusiva para profesionales de be levels, Cristina Sánchez, oncóloga integrativa y divulgadora especializada en salud y estilo de vida a través de sus canales digitales —especialmente conocida en Instagram como @loquedigatuoncologa, ofrece una visión detallada sobre la suplementación en pacientes oncológicos, enfatizando que no debe sustituir los tratamientos convencionales, sino complementarlos para mitigar los efectos secundarios y apoyar los sistemas clave del organismo [06:22].
Los momentos más importantes
Vitamina D [10:39]: Se destaca su importancia como hormona relacionada con el metabolismo óseo, la proliferación celular y la función inmune. La dosis recomendada es de 4000 UI/día en caso de deficiencia, pasando a 1000 UI/día de mantenimiento, siempre con precaución en casos de hipercalcemia. La vitamina D de be levels se complementa con vitamina K2 para dirigir el calcio al hueso [16:17].
Omega-3 [17:15]: Considerado un antiinflamatorio esencial, el omega-3 ayuda a cortar las cascadas de inflamación que favorecen el crecimiento tumoral. Dado el exceso de omega-6 en la dieta moderna, la suplementación es crucial. La dosis terapéutica recomendada es de 1000-3000 mg/día de EPA y DHA, con énfasis en la calidad del suplemento para evitar oxidación y contaminación [22:02].
Magnesio [24:26]: Participa en más de 300 reacciones bioquímicas, crucial para la función muscular, nerviosa, cardíaca y la producción de energía. Es fundamental en oncología para contrarrestar la pérdida de masa muscular y la resistencia a la insulina. Se recomienda una dosis de 300-400 mg/día, preferiblemente en forma de citrato o bisglicinato.
Zinc [31:56]: Esencial para la función inmunológica y hepática, ayuda en la cicatrización de tejidos y la regeneración celular. La quimioterapia puede reducir sus niveles. La dosis recomendada es de 15-25 mg/día en forma de picolinato, con precaución de no excederse para evitar interferir con la absorción de cobre [35:58].
Melatonina [36:36]: Se resalta su papel crucial en la regeneración celular y la reparación, además de sus propiedades antioxidantes y antitumorales. Las dosis habituales son de 1,9 mg a 3 mg para efectos antioxidantes y pueden darse dosis más altas (6-10 mg) bajo supervisión médica.
Vitaminas del grupo B [41:28]: Son hidrosolubles y poco propensas a acumularse. Son vitales para el metabolismo energético, la función neurológica y la síntesis de ADN. La B12 es especialmente importante para la formación de células sanguíneas y en casos de malabsorción digestiva común en pacientes oncológicos.
Antioxidantes [47:32]: Se debe tener precaución durante la quimioterapia, ya que algunos antioxidantes pueden ser contraproducentes. La vitamina C, el selenio, el NAC y la coenzima Q10 son considerados beneficiosos [50:00]. Sin embargo, la vitamina E en dosis altas, los betacarotenos y la curcumina (debido a interacciones farmacológicas) deben usarse con cautela o evitarse [51:53].
Conclusiones importantes:
La suplementación siempre debe contar con supervisión profesional [54:54].
El uso debe ser individualizado según el paciente y su tratamiento [55:24].
Los suplementos no sustituyen una alimentación equilibrada ni un estilo de vida saludable [56:07].
Es crucial tener precaución con las interacciones entre suplementos y fármacos, así como con las dosis altas [56:37].