Los 11 efectos de la ansiedad en el cuerpo más perjudiciales
La ansiedad es una sensación que todos hemos experimentado en algún momento de nuestras vidas. Esa inquietud y nerviosismo que se instala en el pecho, los pensamientos que no paran de dar vueltas en nuestra cabeza, el corazón que parece latir más rápido de lo normal…
Aunque la ansiedad no es más que una respuesta natural del organismo ante situaciones estresantes e incómodas, es importante actuar cuando esta toma las riendas de nuestra vida y nos impide tener una vida plena y feliz.
A continuación, exploraremos los 11 efectos de la ansiedad en el cuerpo más dañinos. 11 síntomas que nos dicen que algo no va bien y que es momento de buscar una salida a esta asfixiante situación.
¿Qué efectos tiene la ansiedad en el cuerpo y la mente?
Sentirnos nerviosos y ansiosos en ciertos momentos es algo normal. Especialmente si tenemos que enfrentarnos a situaciones que nos resultan incómodas: hablar en público, hacer un examen, discutir con nuestra pareja, etc.
Sin embargo, es cuando la ansiedad se vuelve algo crónico cuando comienzan los problemas más serios. Estos son algunos de sus efectos negativos más graves.
Si quieres ampliar información, te recomendamos nuestro siguiente artículo, donde te contamos qué es la ansiedad y qué síntomas tiene en mayor profundidad.
1. Problemas cardiovasculares
El corazón es uno de los primeros órganos en sentir los estragos de la ansiedad.
Al exponernos a situaciones desagradables o incómodas, nuestro ritmo cardíaco y presión arterial se dispara, incrementando el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares a largo plazo: hipertensión, arritmia, infartos...
2. Problemas digestivos
La ansiedad y los altos niveles de estrés pueden tener efectos negativos en nuestra salud intestinal, y alterar la manera en que nuestro cuerpo procesa los alimentos y asimila los nutrientes.
Además, el riesgo de padecer problemas estomacales aumenta, por lo que será mucho más probable que experimentemos ardor, hinchazón, diarreas o dolores abdominales. Por no hablar de que, a largo plazo, también puede desestabilizar el metabolismo, derivando en sobrepeso e incluso obesidad.
3. Insomnio y trastornos del sueño
La ansiedad puede hacer que la mente se vuelva un torbellino de pensamientos justo cuando deberíamos estar desconectando para dormir, fomentando lo que se conoce como insomnio y ansiedad nocturna.
Obviamente, la falta de sueño repercute directamente en nuestro estado de ánimo, los niveles de energía y la capacidad de concentración en nuestro día a día.
Afortunadamente, existen algunos trucos que puedes probar para mejorar la calidad de tu descanso, como tomar alguna infusión de tila o manzanilla, o incluir algunos suplementos nutricionales en tu dieta, como el magnesio.
4. Fatiga crónica
Otro de los efectos más comunes de la ansiedad es la fatiga física y mental.
Tanto si consiguen dormir bien por las noches como si no, muchas personas que sufren de ansiedad se sienten agotadas y sin fuerzas para afrontar su día a día, ya que apenas pueden dejar de pensar en aquello que les genera incomodidad o angustia.
5. Debilitamiento del sistema inmunológico
La exposición prolongada al estrés puede afectar gravemente al sistema inmunitario, debilitando sus funciones y las defensas naturales del organismo.
De este modo, es mucho más probable que terminemos contrayendo ciertas infecciones o enfermedades, como catarros, gripe, etc.
6. Problemas respiratorios
A menudo, los episodios de ansiedad pueden hacernos respirar de forma superficial o incluso hiperventilar, lo que lleva a una sensación de falta de aire o asfixia.
En casos más graves, estos problemas pueden contribuir al desarrollo o empeoramiento de condiciones respiratorias como el asma.
7. Dolores de cabeza y migrañas
Los dolores de cabeza inducidos por la ansiedad también son efectos negativos bastante comunes.
La tensión acumulada en los músculos del cuello y los hombros debido al estrés puede desencadenar dolores de cabeza tensionales o incluso migrañas, que pueden ser muy debilitantes y afectar nuestra capacidad para funcionar normalmente.
8. Deterioro cognitivo
Uno de los órganos más perjudicados por la ansiedad es, por supuesto, el cerebro.
Más allá del grave daño psicológico que puede tener la exposición prolongada a un elevado nivel de estrés, este puede afectar directamente a nuestras funciones cognitivas, mermando nuestra capacidad para pensar con claridad, concentrarnos, recordar cosas o tomar decisiones.
9. Aumento de los niveles de cortisol
La hormona cortisol (también conocida como hormona del estrés), se libera en respuesta a situaciones desagradables o incómodas que nos generan ansiedad.
Unos niveles de cortisol demasiado altos pueden tener múltiples efectos negativos en el cuerpo, incluyendo aumento de peso (especialmente en la zona abdominal), pérdida de masa muscular y ósea, y dificultades para manejar el azúcar en la sangre, así como contribuir al desarrollo de ciertos problemas de salud a largo plazo.
10. Problemas en las relaciones interpersonales
La ansiedad puede hacer que las personas se sientan irritables, impacientes o incluso distantes, lo que puede afectar sus relaciones con amigos, familiares y colegas.
Además, aquellos que sufren de ansiedad suelen evitar situaciones sociales por temor a ser juzgados o sentirse incómodos. Algo que les empuja al aislamiento y la soledad.
11. Desarrollo de hábitos poco saludables
En un intento por manejar la ansiedad, algunas personas pueden recurrir a hábitos poco saludables como fumar, beber en exceso, comer o abusar de drogas u otras sustancias nocivas.
Estos comportamientos pueden proporcionar un alivio rápido y temporal, pero a largo plazo sólo agravan los problemas de ansiedad y afectan negativamente la salud general.
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Como ves, los trastornos de ansiedad pueden poner en jaque nuestra salud y calidad de vida. Motivo por el que se hace imprescindible buscar soluciones que funcionen y nos ayuden a sentirnos mejor cada día.
En los casos más graves, buscar ayuda profesional es esencial, aunque también podemos plantar cara a la ansiedad adoptando hábitos de vida saludables. Como por ejemplo, cuidando nuestra dieta.
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