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Del máximo Yang al Yin, adáptate a la nueva estación.

¿Sabías que en las tradiciones orientales, la adaptación a la energía de cada estación es fundamental para tener salud?

Y aunque en Occidente no lo tengamos tan presente, si pensamos en ello, ¡tiene su lógica!

En otoño, empiezan a reducirse las horas de sol y la naturaleza nos invita a un estado más introspectivo (o de cueva como yo lo llamo). Por lo que, continuar con la misma rutina que en primavera o verano, es ir a contracorriente.

En Medicina China, el otoño es la época en la que transitamos del clímax del Yang en verano (energía relacionada con la acción, el calor, el impulso, las ganas de hacer cosas, la energía expansiva) hacia la máxima energía Yin que se da en invierno (relacionada con el recogimiento, la nutrición, la auto-escucha, la habilidad para parar).

En otoño/invierno: más dormir, menos hacer

En la filosofía oriental, esta transición se traduce en priorizar el descanso. Hacer menos y con mayor lentitud, aumentar las horas de sueño (se recomienda acostarse temprano y levantarse tarde). Es decir, tener más presente el ritmo slow por el que tanto se aboga en estos tiempos. Y es que somos una sociedad hiperactiva por definición. Excesivamente acelerada, física y mentalmente, que considera el descanso, el parar y el no-hacer (wu wei) como una pérdida de tiempo. Desde otras tradiciones conectadas con los ritmos naturales, interpretan estos periodos como una semilla que germinará en etapas posteriores.

Necesitamos reconciliarnos con los beneficios del descanso.

Chill Mood

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Y me dirás, ya Marta, pero mi horario de trabajo es el mismo en verano y en otoño y mis obligaciones familiares también. Efectivamente, pretender una adaptación total a estas propuestas, para algunas personas puede ser algo utópico. Pero entonces hace falta parar y observar cómo aplicar estos preceptos dentro de tus posibilidades.

¿Cómo puedo introducir el movimiento slow?

Define qué es prioritario y qué es secundario. Este es un trabajo personal muy interesante. En un primer momento me dirás “todo es prioritario”, pero si dedicas unos instantes a reflexionar sobre ello, te darás cuenta que hay cosas que puedes dejar para después (en ocasiones recomiendo incluso que cuentes a otras personas tu rutina y que te ayuden a discernir entre “imprescindible - no importante”).

“Elogio de la lentitud, reconciliación con el parar y el descanso, como acto revolucionario”.

Platos de cuchara, ¡adiós helados!

La reducción de energía calorífica exterior se traduce también en la necesidad de aportar este calorcito internamente. Olvidarnos de helados, bebidas frías, ensaladas por la noche, smoothies (y si consumes, mejor por la mañana y añadirle especias como canela y jengibre que calientan). Darle más espacio a platos más cocinados como:

  • Sopas: de miso, ramen, de cacahuetes y arroz que tonifican el Riñón y el bazo/estómago)
  • Cremas: de calabaza, de setas, de zanahoria y lentejas rojas, de mijo, puerro y espinacas…
  • Guisos tipo pucheros con alimentos de colores anaranjados y marrones. Elemento tierra - bazo/estómago: boniato, calabaza, zanahorias, nueces cocidas o al horno, setas, legumbres, trigo sarraceno y cereales como el mijo, zumos de naranja con kuzu…
  • Alimentos de color blanco. Elemento metal - pulmón/intestino grueso: pera, manzana, puerro, rábano, nabo...

No quiere decir que solo tomes estos alimentos, sino que tengas en cuenta incluirlos en tu alimentación. Evidentemente son recomendaciones generales, si tienes alguna patología, consulta con tu nutricionista.

Gut Day
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Recomendaciones otoñales

Aquí te dejo un kit de supervivencia de Otoño para sobrevivir a él y no morir en el intento.

1. Haz menos y mejor. ¡Prioriza tu descanso y tus horas de sueño!

2. Haz una lista: ¿qué puedo dejar para después?

3. Cultiva el ritmo slow: una conversación con un ser querido, una infusión mirando la lluvia por la ventana, una lectura agradable, un paseo por el bosque...

Te propongo un reto: durante un minuto al día camina extremadamente lento y pon atención a tus pasos, a tu respiración y si te mantienes presente en lo que estás haciendo o tu mente vuela como un pájaro libre.

4. Respiraciones conscientes: el otoño está vinculado con los pulmones. Así que, aunque esto te lo recomiendo durante todo el año, (la respiración nos revitaliza) en otoño aún debe estar más presente si cabe. Si practicas yoga, haz pranayamas, sino, simplemente sitúate en una postura confortable, cierra tus ojos y presta atención a tu respiración. Continúa observando la entrada y salida del aire, el ritmo, etc.

Spoiler: aparecerán un montón de pensamientos y emociones, sigue observando tu respiración a pesar de ello. Resérvate para ti al menos 5 minutos al día.

5. Consume platos más cocinados, reduce u olvídate de los alimentos fríos.

6. Estiramientos para abrir la zona pectoral y relajar el diafragma.

Ejemplo: inhala y abre los brazos en cruz y exhala lleva las manos hacia el corazón. Si conoces Matsyasana o postura del pez de yoga, también puedes practicarla con bloques para mantenerla 2-3 minutos en su versión de Yin Yoga.

7. ¡Ayúdate con aromaterapia! Difunde aceites esenciales de cedro del Atlas, jengibre y mandarina (o bergamota o naranja dulce, según tus gustos olfativos). Es una sinergia magnífica para esta temporada. También puedes hacerte una mezcla con aceite base (almendras, jojoba, sésamo, etc).

8. A nivel emocional, trabaja la capacidad de “soltar, de entregar”. Suelta aquello que te consume mucha energía (a veces nos aferramos a proyectos o relaciones que no llevan a ningún sitio). Es hora de revisar con qué sí te quedas para este invierno y qué hojas, cual árbol de hojas caducas, debes permitir que caigan.

9. Medita. Si aún no practicas la meditación o el mindfulness, te invito a ello.

“Se debe levantar temprano, con el gallo. Dejar la mente tranquila y en paz, así se aminora el influjo del otoño. No dirigir la mente hacia fuera, para que el Qi de pulmón sea claro”. Su Wen, capítulo II.

Te deseo una transición otoñal agradable,

Marta